Las medidas proteccionistas aplicadas por Estados Unidos a China sobre diversos productos han mantenido al comercio internacional en incertidumbre sobre su desenvolvimiento futuro. La evolución de la globalización ha provocado que gran parte del dinamismo económico dependa del intercambio comercial. Siendo China y Estados Unidos las dos mayores economías, el empobrecimiento de sus relaciones comerciales tienen un impacto sobre el resto de las economías; particularmente las emergentes.
Ante esta coyuntura, México se coloca como un jugador central sobre el que impactan estas medidas, siendo uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos.
En términos generales, las medidas arancelarias son impuestos sobre mercancías producidas en el extranjero; en este caso sobre bienes chinos. Directamente los impuestos son cobrados a las empresas exportadoras, sin embargo, éstas lo trasladan a los consumidores finales; la población norteamericana. El efecto final de estas medidas se traduce en un aumento en los precios de los bienes importados. Siguiendo las convenciones de la ley de la demanda, a un mayor precio puede esperarse una menor demanda.

Esta pérdida de market share de las empresas chinas en el mercado estadounidense crea una ventana de oportunidad para el resto de los socios comerciales, como es el caso de México.
Observando el balance comercial, este efecto puede ser cuantificado como un beneficio para las empresas exportadoras mexicanas al tener una ventaja en precio sobre los productos chinos. Sin embargo, cabe señalar que esta pérdida de competitividad de los bienes sustitutos no es el único factor que puede afectar positivamente las exportaciones mexicanas. Un hecho paralelo confiere a la depreciación del peso con respecto al dólar. Tal fenómeno tiene el mismo efecto que una reducción en el precio de los bienes de origen mexicano.
Si bien es cierto que la guerra comercial ha generado las condiciones de incertidumbre necesarias para afectar a las importaciones chinas hechas por Estados Unidos, el impacto real que se ha tenido en términos de beneficio para México ha sido marginal. Cabe aclarar que este resultado puede cambiar en el mediano y largo plazo conforme entre en vigor el T-MEC y las imposiciones arancelarias contra China se perpetúen indefinidamente. Ante este escenario, el fortalecimiento de los vínculos comerciales entre América del Norte pueden promover el crecimiento del sector exportador, así como un aumento en los flujos de inversión extranjera a México.
